NARRACIONES DE DISCIPULOS
I
APARICIONES
de Serena Ruggiero, Massa, Italia, Junio 2015
Al final del mes de Mayo, el Maestro Pier Franco Marcenaro me apareció por dos noches seguidas. Es el Maestro quien se manifiesta con un resplandor deslumbrante y luego despacio la imagen se vuelve más nítida y clara: es El, su cara, sus ojos refulgentes, celestiales y sonriendo habla conmigo. La segunda noche así como la primera...
El tercer día, en la orilla de la playa, junto con mis dos hijos. Me aparece no muy lejos de mí....con un traje de luz blanca refulgente. Después distingo su aspecto de hombre vestido con una túnica larga y blanca, sólo se veían las manos róseas como las de un niño y los pies. Caminaba sobre el agua del mar, viniendo hacia mí sonriendo y todo su Ser estaba hundido en una inmensa armonía y paz.
Luego en la casa de mi madre, una tarde, mi hijo mayor duerme como tiene por costumbre, yo me voy donde él poco después. Acostándome, me detengo y miro su cara, sobre esa aparece una luz radiosa y luego despacio la cara, los ojos refulgentes y celestiales y por fin me sonrie; lo reconozco, es el Maestro.
II
COMO SE ME PRESENTÓ EL MAESTRO VEINTE AÑOS ANTES
de Gloria C. Moroni, Parma (Italia)
"Señor nuestro, cuán grande es tu nombre en toda la tierra!" (Salmos 8,1)
"Te alabaré Señor con todo mi corazón. Contaré todas tus maravillas." (Salmos 9,2)
En 1984 yo trabajaba como contable en una pequeña empresa, en donde aún se llevaba una contabilidad manual. Esto me permitía orar interiornmente por mis seres queridos y por varias otras intenciones durante mi trabajo.
En el mes de Mayo de ese año, de improviso, en el medio de mis oraciones se presentó la imagen de un Señor para mi desconocido, la mirada severa que mentalmente, sin hablar, me dictaba dos direcciones: una de Lucca(1) con calle y número, y la otra de Torre del Lago.(2)
Sorprendida me preguntaba quién era esa persona que no conocía y por qué aparecía en mis oraciones. La imagen persistía y al final las dos direcciones aparecieron escritas debajo de ella. No me pude dar una explicación ni tampoco traté de buscar confirmaciones, tambien porque los acontecimientos de la vida me alejaron de este particular evento que sólo quedó como un recuerdo.
En el mes de octubre del 2004 vi un cartel publicitario en el que se invitaba a quienes estuvieran interesados a participar a una conferencia sobre “La experiencia del espíritu en nuestra época”. Como me interesaba y tenía tiempo fui hasta el lugar indicado. Cuando el confereciante (el Maestro Pier Franco Marcenaro) se presentó en la tarima y lo vi frente a mi, reconocí inmediatamente al desconocido que se me había presentado durante mis oraciones veinte años antes. Fue de verdad una bella sorpresa.
Por lo tanto participé al curso organizado después de la conferencia y cuando Pier Franco Marcenaro vino por primera vez a dar una lección del curso para la iniciación a la meditación, tuve la posibilidad de acercarme y preguntarle lo siguiente: “Como hizo usted para reconocer a su Maestro?” Me contestó: “El me llamó. Mi Maestro me escogió”. En ese instante me di cuenta de que me había sucedido la misma cosa: “No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca” (Juan 15, 16). Se trataba por lo tanto de una encuentro inevitable. Entonces le pedí al Señor mi Dios que me concediera la fortaleza necesaria para afrontar la nueva experiencia que se me presentaba.
No me queda mas que agradecerle a Dios por su bondad y por que su misericordia es eterna.
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1 En ese entonces era la Sede del Centro del Hombre en Italia.
2 Aún hoy es la residencia del Maestro en Italia.
III
LA VERJA EN LA CUMBRE DE LA MONTAÑA
de Francesca T. Fontanili, Carrara (Italia)
Leer el relato de Gloria “Cómo se me presentó el Maestro 20 años antes” fue una emoción particular para mi, porque yo también tuve una experiencia semejante. En efecto, tuve la gracia de ver al Maestro Pier Franco Marcenaro antes de encontrarlo físicamente, cuando todavía no había recibido la iniciación a la Vía. Aún hoy me pregunto continuamente cómo pude merecer tanto pero luego tengo conciencia de que es sólo por su gracia.
Unos meses antes de encontrar físicamente el Maestro yo estaba participando con mucho interés a un curso de yoga en el que se hacían “meditaciones guiadas”. Durante una de estas “meditaciones” tuve la gracia de ver a Padre Pio,(1) que me acompañaba subiendo por los primeras gradas de una escalera que se perdía en el cielo. En ese periodo era muy devota del Padre Pio.
Esta premisa es importante porque cuando, durante una “meditación”, la maestra de yoga nos dijo que visualizáramos una persona, yo busqué espontáneamente a Padre Pio, quien apareció inmediatamente pero igual de rápido desapareció. Intenté concentrarme más pero él regresaba e inmediatamente desaparecía. Después de varios intentos comprendí que no era él quien yo tenía que ver y fue así que me quedé esperando tranquilamente....
En ese momento ví a lo lejos una figura de espaldas cubierta con una capa como si no quisiera dajarse reconocer. Yo lo miraba con insistencia y entonces El se volteó y me sonrió. Tenía los ojos inmensos y dichosos, que tanto amaría mas adelante y me sonreía pero yo en ese momento aún no lo conocía y me sentia tímida ante él.
Fue así que cuando él me tomó por la mano yo lo seguí inicialmente con timidez y titubeo aunque bien sabía que era él quien me tenía que acompañar por ese sendero de la montaña.
El sendero no estaba muy accidentado, los obstáculos eran pocos y yo seguía diligentemente a mi Compañero, que mientras tanto se había escondido de nuevo bajo la capa. Mientras mas subíamos yo me sentía mas segura de él, confiaba en él y lo amaba. Así cuando llegamos a la cima, frente a una gran verja de hierro forjado trabajado finamente y él me dió las llaves para abrirlo; entramos y no tuve más dudas. No quería volver atrás nunca mas. Desde allá arriba se podía admirar un panorama bellísimo, cadenas de montañas cubiertas de nieve que brillaban con el sol y yo estaba tan feliz con mi Compañero de viaje, mi Maestro! Fue así que me quedé allá arriba... El y yo juntos para siempre!
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1 Famoso místico italiano del siglo XX.
IV
CÓMO ENCONTRÉ A MI MAESTRO
de Rosa Ascanio Perez , Santa Marta (Colombia)
Tres meses antes de que el Maestro visitara Santa Marta (Colombia) en el 2007, tuve una experiencia muy particular mientras estaba meditando.
Me ví en un lugar en donde toda la humanidad corría hacia un mismo sitio, había aviones que enviaban luces de colores en el espacio, parecían fuegos artificiales (o fuegos pirotécnicos) y por el suelo también había muchas luces fascinantes de diferentes colores, las cuales conducían a una única meta.
Le pregunte a un señor: por què todos corren hacia ese lugar? Él respondió que había llegado un Maestro y entonces yo también me dirigí hacia donde iba la gente para encontrar el Maestro, que allí pude ver.
Sucesivamente, un día que estaba en Santa Marta ví los carteles publicitarios con la fotografía del Maestro Pier Franco Marcenaro que informaban sobre su próxima conferencia. Entonces, llamé a una amiga y le conté que el Maestro de mi experiencia había llegado a Santa Marta.
Desde ese momento mi amiga y yo meditamos con el Maestro Pier Franco Marcenaro.
V
UNA VISITA DEL MAESTRO....
siete años antes de conocerlo
de Cesare Camborsano, Ceriale (Savona, Italia)
Comencé a frecuentar un centro, en donde nos encontrábamos semanalmente para practicar el Reiki y meditar. Era el año 1996, cuando una tarde en el centro nos propusieron una meditación referente a un encuentro con el propio Maestro (en aquel tiempo no sabía absolutamente nada del Centro del Hombre ni del Maestro Pier Franco Marcenaro).
Recuerdo que durante la meditación vísualicé que estaba en una grande ciudad, sobre el tejado de un edificio muy alto, casi tocando el cielo, en donde había un bellísimo jardín pénsil, con muchos arriates, llenos de plantas y de flores de varios colores, todo estaba muy ordenado, todo en perfecta armonía que inspiraba paz y belleza.
Me encontraba sentado en un banco de aquel espléndido jardín esperando con tranquilidad y gozándo de esa atmósfera de paraíso. Poco después ví que se acercaba un personaje distinguido, bien vestido, con un traje blanco; a medida que él se acercaba, conseguí ver con mayor claridad su rostro con la barba, sin saber de quien se tratase. Luego el Maestro se me acercó, se sentó a mi lado y con una grande sonrisa me entregó un paquete que contenía un regalo cuidadosamente envuelto en papel dorado y con un lindo lazo de cintas. Era un don para mí, si bien yo no conocía el contenido del paquete. Así terminó esa meditación dejándome con una sensación de completo bienestar interior.
Sucesivamente y por años continué a practicar el Reiki. También aprendí y experimenté otras técnicas: entre ellas el Chamanismo y el Renacimiento (Rebirthing). La mia era una búsqueda continua...
Finalmente en el año 2003, en una ciudad en donde estaba frecuentando un curso de perfeccionamiento profesional, ví algunos cartelespublicitarios que anunciaban una conferenza cuyo argumento era la Espiritualidad: en cada uno de ellos era visible un rostro que immediatamente suscitó en mí inspiración y confianza y que me parecía conocido desde siempre. Comprendí entonces que tenía que ir a esa conferencia para escuchar lo que habría dicho ese Personaje que suscitaba en mí sensaciones tan importantes.
Durante la conferencia fue explicado todo lo que yo estaba realmente buscando e immediatamente decidí participar al curso preparatorio a la meditación. Cuando terminó el curso, mi solicitud fue aceptada y fui iniciado a la Vía de la Espiritualidad el día de Pentecostés del 2003.
Durante un sucesivo Encuentro veraniego en Sargiano (Italia), después de la meditación abrí los ojos y ví al Maestro que estaba por iniciar su Discurso: estaba vestido con un traje blanco. “Mira quien era!” exclamé interiormente. Un flash me regresó a la meditación de algunos años atrás, en la cual ese Maestro, en ese entonces para mí desconocido, me había entregado el paquete con un don dentro. Finalmente reconocí quien era mi Maestro, aquél que había visto siete años antes... Era El: el Maestro Pier Franco Marcenaro.
Esto me llenó de alegría y entendí desde lo más profundo de mi alma que había encontrado realmente lo que estaba buscando; en efecto, desde entonces no he buscado nada más. También entendí en que consistía el preciosísimo don contenido en el paquete dorado que me había entregado en ese magnífico jardín. Era el don de la Palabra Divina, la Vía Espiritual: finalmente había hallado la maravillosa Vía que yo debo recorrer y que desde tiempos immemorables, inconscientemente estaba buscando.
Gracias, amado Maestro.